POEMAS

"Vivo sin vivir en mí" Santa Teresa




Vivo sin vivir en mí,

y tan alta vida espero,
que muero porque no muero.


Vivo ya fuera de mí,

después que muero de amor;
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí:
cuando el corazón le di
puso en él este letrero,
que muero porque no muero.


Esta divina prisión,

del amor en que yo vivo,
ha hecho a Dios mi cautivo,
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión
ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero.


¡Ay, qué larga es esta vida!

¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.


¡Ay, qué vida tan amarga

do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor,
no lo es la esperanza larga:
quíteme Dios esta carga,
más pesada que el acero,
que muero porque no muero.


Sólo con la confianza

vivo de que he de morir,
porque muriendo el vivir
me asegura mi esperanza;
muerte do el vivir se alcanza,
no te tardes, que te espero,
que muero porque no muero.


Mira que el amor es fuerte;

vida, no me seas molesta,
mira que sólo me resta,
para ganarte perderte.
Venga ya la dulce muerte,
el morir venga ligero
que muero porque no muero.


Aquella vida de arriba,

que es la vida verdadera,
hasta que esta vida muera,
no se goza estando viva:
muerte, no me seas esquiva;
viva muriendo primero,
que muero porque no muero.



Vida, ¿qué puedo yo darle

a mi Dios que vive en mí,
si no es el perderte a ti,
para merecer ganarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
pues tanto a mi Amado quiero,
que muero porque no muero. (Santa Teresa de Jesús)



"EL PUENTE", Mario Benedetti (Preguntas al azar, 1986) 



Para cruzarlo o para no cruzarlo 
ahí está el puente

en la otra orilla alguien me espera 
con un durazno y un país 

traigo conmigo ofrendas desusadas
entre ellas un paraguas de ombligo de madera 
un libro con los pánicos en blanco
y una guitarra que no sé abrazar

vengo con las mejillas del insomnio
los pañuelos del mar y de las paces 
las tímidas pancartas del dolor
las liturgias del beso y de la sombra 

nunca he traído tantas cosas
nunca he venido con tan poco

ahí está el puente
para cruzarlo o no cruzarlo 
yo lo voy a cruzar
sin prevenciones

en la otra orilla alguien me espera
con un durazno y un país 

Mario Benedetti

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